2.1.06

Este país da vergüenza ajena...de El decodificador de El Mundo. Y tiene razón.

"Un hombre íntegro, educado, prudente y honrado como don Jesús Gil se merecía un partido de homenaje. Un partido como el que anoche enfrentó a los eternos rivales (Atlético de Madrid-Real Madrid) en Cuatro, bajo un lema que hubiera hecho las delicias del dueño de Imperioso: 'Contra el racismo'. No olvidemos que don Jesús llamó "negro de mierda" al futbolista colombiano Adolfo 'Tren' Valencia y bloqueó el fichaje del alemán Klinsmann porque "perdía aceite".

Modelo de presidentes de fútbol y de políticos ambiciosos, don Jesús Gil marcó una época. Durante el partido le recordaron con lágrimas en los ojos deportistas de élite, políticos de la Comunidad de Madrid, directivos de la Federación de fútbol, periodistas de diarios deportivos, televisiones de izquierdas... Es comprensible. Muchos de ellos se ven reflejados en su forma tan coherente de vivir, en su vasta cultura y su educación exquisita, en su manera intachable de expresarse, en su modo británico de entender el deporte, en su honradez como empresario inmobiliario y como alcalde.

Pese a todo, algunos malandrines envidiosos, siguen empeñados en la utópica tarea de manchar la imagen de don Jesús y dicen que fue un sinvergüenza, que vivió en los tribunales (cuando no en la cárcel), que destruyó física y moralmente Marbella, que convirtió el Atlético en un estercolero...

Yo, desde este modesto blog, sólo puedo sumarme al homenaje que le rinde Cuatro y pedir que sea recordado, además de por sus innumerables bondades como ser humano, por su grandioso talento como comunicador televisivo. Han pasado muchos años desde entonces, pero si cierro los ojos aún puedo verle sumergido en un espumoso jacuzzi y rodeado de señoritas en bikini. Todavía se me ponen los pelos como escarpias cuando recuerdo a este visionario, precursor de los spa, en esas épicas imágenes de Telecinco, hoy un incunable de la televisión culta, elegante, de calidad. Había que estar muy ciego o ser muy torpe para no comprender que don Jesús, además de una bellísima persona, era ya toda una estrella."