12.12.04

Da gusto leer entrevistas como la publicada hoy por El País a María Sanahuja, juez decana de los juzgados de Barcelona. El titular reza: Las riñas entre novios adolescentes están acabando en los juzgados. La juez mantiene que la ley integral contra la violencia de género no ha sido suficientemente consensuada y su opinión es que favorece a un colectivo en perjuicio de otro, cuando la ley debe ser igual para todos: hombres y mujeres.
En la entrevista se leen cosas como: las mujeres no siempre dicen la verdad...cierto...ni los hombres porque la mentira no depende del sexo por lo tanto y según dice la jueza ...en muchos casos no hay pruebas y sólo con la palabra de la mujer se produce una condena o una absolución. Ante la pregunta de que si la nueva ley va a intensificar esos problemas, Sanahuja responde que de hecho las riñas y las discusiones familiares ya se están manteniendo en los juzgados y hay casos en los que se está juzgando a padres que le han pegado una bofetada a su hijo porque éste les empujó. -¡Y lo dice un juez que sabe de lo que habla y encima es mujer!-.
También denuncia Sanahuja el abuso que hacen de la ley algunas mujeres en proceso de separación: una mujer que se divorcia debe esperar en algunos casos 9 meses para que el juez fije la pensión alimenticia para su hijo, la tentación es que si el marido te ha dado un empujón puedes ir al juzgado de guardia, denunciarlo como malos tratos y en 24 horas conseguir la pensión y una orden de alejamiento.
Cuando le preguntan sobre su feminismo, dice que no lo ha abandonado, que lo que abandona es la fe en el Código Penal que trata a las mujeres como si fueran tontas. Dice...antes necesitábamos un padre o un marido para saber lo que nos convenía en la vida, ahora necistamos al Estado.

Me parece que Sanahuja muestra gran valor por enfrentarse a la presión mediática. Termina diciendo que lo que hay que hacer es distinguir entre los casos leves y los que realmente necesitan una intervención y que la ley -que debería ser justa- no lo permite. Estoy de acuerdo, las leyes deben proteger al débil del fuerte, al inocente del culpable, pero las leyes no están dedicadas a mujeres o a hombres, están dedicadas a seres humanos, y seres humanos somos todos independientemete del sexo. Presuponer en una ley que un denunciante -sea hombre o mujer- dice la verdad sin necesidad de demostrarlo da pié a múltiples abusos.

Y por último, esta vez en El Mundo leo la nueva moda, la de los héroes. Leo un reportaje sobre el camionero -olé sus huevos y su valor- que sacó a los niños del coche en llamas después de que el hijodeputa que circulaba en dirección contraria se empotrara contra el coche de sus padres en la carretera de Burgos. Resulta que es un héroe porque se acercó a sacar a los niños y...otra persona...lo dice en el artículo...cortó los cinturones con una navaja o un cuchillo. Vale, el camionero es un héroe, ¿y el o la que se acercó igual que él a cortar los cinturones? ¿también se acercó? ¿o los cortó desde lejos? En los primeros artículos sobre el caso decía que fue el camionero el que cortó los cinturones, ahora ya no. Me temo que la prensa necesita héroes para llenar páginas y páginas de sensiblerías. Admiro lo que hizo ese hombre -y él también parece abrumado por la importancia que se le está dando- pero...¿no haríamos todos lo mismo? Seguramente.
Si leéis el artículo con atención veréis que el periodista que lo ha escrito debería dedicarse a los folletines y no a las noticias.