2.2.06

¡Menuda se ha montado con las caricaturas publicadas en Dinamarca sobre el Profeta! Sin embargo me parece mucho más grave que algunos diarios europeos, en aras de la libertad de prensa, publiquen de nuevo imágenes similares.
No defiendo los fanatismos. No creo que la publicación de esas viñetas justifique la Jihad pero creo puede considerarse una ofensa y merece una disculpa.
La libertad de culto es ni más ni menos que no ofender las creencias de los demás ?a menos que esas creencias amenacen nuestra libertad o la de terceros- y no creo que el hecho de evitar publicar caricaturas de Mahoma vaya a amenazar la libertad de nadie.
Si un musulmán entrase pegando voces en un templo católico, si un periódico árabe publicase caricaturas de Jesucristo o de la Vírgen?.¿gustaría al Vaticano? Seguramente las quejas hubieran sido muy similares.
Ni la caricatura de Mahoma ni la caricatura de Jesucristo es punible a niveles extremos. Creo que bastaría con una disculpa. Pero si tras la queja del Vaticano el resto de los periódicos árabes publicasen de nuevo la misma caricatura, ¿sería provocación?
Un acto tal de desafío al menos debe ser considerado como una falta de respeto a los creyentes de una religión que merece, olvidando a los locos que toman esa y otras cosas como fanatismos, todo nuestro respeto.
En el mundo occidental tendemos por desconocimiento a identificar el Islám con los extremistas. Sería lo mismo que identificar a un católico con la Inquisición, identificar a todos los vascos con la ETA, a los irlandeses con el IRA o a los americanos con Bush. Ese es el error de la ignorancia.
Un error que puede ser comprensible para iletrados, que haberlos haylos en abundancia, pero que no puede permitirse un profesional.
El arte de respetar y no ofender consiste en estar siempre en el límite del buen gusto, de la inteligencia, y conlleva el equivocarse. Cuando ocurre, uno se disculpa y aprende que hay gente que piensa de forma diferente y que al igual que nos descalzamos al entrar en sus mezquitas merece que sus creencias sean respetadas aunque no las compartamos. Los judíos no pueden comer cerdo y seguramente a ninguno de ellos les gustaría ver una caricatura de su líder espiritual envuelto en una piel de gorrino.
Y no me vale la excusa de la libertad de prensa: la capacidad de ofender no es ser libre.