20.3.04

Hoy no hay cita. Dedicad vuestro tiempo a leer lo que ha escrito Gerardo y que suscribo al 100%.

"Como todo en la prensa y en el trabajo de los Medios de Comunicación, la manipulación es un valor límite, un valor negativo, pero eso no le resta su condición de premisa inalcanzable.
Ningún medio de comunicación puede manipular de forma completa a la sociedad, al igual que ningún medio puede ser completamente objetivo, o absolutamente imparcial.
Lo que si tiene el periodismo, y por tanto los medios de comunicación, es memoria, algo de lo que el Partido Popular y sus dirigentes parecen adolecer cuando les resulta oportuno.
¿Puede el PP acusar a nadie de utilizar los medios de comunicación para manipular a la sociedad española?. La respuesta es sencilla. Si, puede hacerlo –este es un país libre y puede hacer lo que quiera-, pero los matices le restan capacidad ética para poder sostener esa acusación.
Comenzamos por el principio.
¿Olvida el PP como ganó las primeras elecciones José María Aznar?. La respuesta de nuevo es si. O al menos, parece que si. Aznar ganó esas elecciones después de sufrir un atentado de ETA. Capitalizando en esa campaña electoral –campaña que nadie suspendió- el aumento del voto y haciendo a todos los líderes del PP de entonces gritar a los cuatro vientos que ETA quería matarle porque le tenía miedo. Entonces los medios afines al PP –que también los tiene- titularon con frases como “ETA intenta evitar el relevo en el gobierno de España” o “El terrorismo intenta acabar con Aznar” y las editoriales de ABC destilaban frases como “con el asesinato de Aznar ETA hubiera logrado dejar al PP sin posibilidad de ganar las elecciones y mantener en el poder un gobierno tibio y poco resuelto en materia de terrorismo”. Esto es memoria. Esto es lo que ha perdido el PP.
El aumento de la participación fue lo que le dio la victoria al PP en esas elecciones; fue lo que le permitió acceder al poder y utilizó ese atentado de todas las formas posibles, tanto licitas como parcialmente ilícitas, lo que es la definición perfecta de manipulación política y mediática. ¿Lo ha olvidado?. Parece que si.
Siguiendo en orden cronológico –la memoria suele ser cronológica- El PP ha capitalizado o intentado capitalizar la repulsa contra el terrorismo para conseguir sus fines. Cada atentado, cada acción bárbara e intransigente de ETA, ha sido seguida de una reacción tan intransigente –aunque hay que reconocer que no tan bárbara- del gobierno del PP.
El PP, día tras día, se ha escondido detrás del terrorismo para justificar cualquiera de sus acciones. Han tremolado el terrorismo cada vez que les iba mal. Cuando aumentaba el paro, sólo se hablaba de terrorismo. Cuando ascendía el precio de la vivienda sólo se hablaba de terrorismo. El terrorismo era el escudo detrás del que se ocultaban, su único equipaje de gobierno cuando su gestión en el resto de las áreas era desastrosa.
¿Cómo realizaba esta política de camuflaje? El PP también lo ha olvidado. Pero la memoria colectiva no.
Televisión Española, La Razón y ABC –como principales medios- han encabezado una continua campaña de encumbramiento de Aznar y su gobierno relacionada exclusivamente con un asunto: el terrorismo de ETA. De manera que la sociedad española percibiera un problema –grave y de difícil solución- como el “único problema”. Esa es la quinta esencia de la manipulación. El PP lo ha olvidado. La memoria colectiva de nuestro país no.
Desde mi punto de vista –y esto es una opinión personal- el PP ha sido el principal beneficiado del terrorismo de ETA. Ellos lo saben y, lo que es más grave, ETA lo sabe también.
ETA no beneficia al PNV –por más que el PP se llene la boca de decirlo- El nacionalismo democrático – Y el PNV lo es. Nunca ha demostrado no serlo- ha sido criticado, perseguido y satanizado a causa de las acciones de la banda terrorista. ETA no beneficia al PSOE. Cada acto de ETA es un recordatoria de que la vía de la negociación, que afrontó en su día el gobierno socialista, fue un fracaso.
Cuando más débil se encontraba el gobierno del PP, cuando su popularidad estaba en los niveles más bajos por otros asuntos siempre llegaba un atentado salvador. Un atentado que les permitía aparcar otros problemas y manipular a través de sus medios a la población para que se centrara exclusivamente en esos asuntos.
No digo, ni mucho menos, que el PP los propiciara. Lo que mantengo es que hacía uso y abuso de ellos para enmascarar sus fallos, sus errores y su gestión desastrosa.
El PP siempre ha mantenido una política de mano dura e intransigencia con el terrorismo. En ello no hay nada reprochable. Pero la manipulación política y mediática a la que ha sometido a nuestra sociedad ha ocultado un hecho que, según mi criterio, es esencial para entender el desarrollo del fenómeno terrorista en los últimos años.
La política de Aznar convirtió de facto al terrorismo etarra y al gobierno del PP en simbiontes perfectos.
¿Por qué atenta ETA precisamente en los momentos en los que la atención está en otros asuntos?. Cualquiera que haya estudiado algo de teoría política –y por cierto, todos los periodistas lo hemos hecho- puede ver la respuesta. ETA necesita que el PP se mantenga en el poder. ETA necesita un enemigo intransigente, duro, que sea capaz de saltarse sus propias leyes -como ocurrió con la ley de ilegalización de partidos políticos- para derrotarles.
ETA necesita al PP porque sólo las posturas autoritarias y centralistas del PP; sólo su talante de derrota casi militar del terrorismo; solo su aversión casi patológica al nacionalismo de cualquier signo –salvo el nacionalismo español, claro está- justifica los atentados y los asesinatos de ETA ante los seguidores y simpatizantes de la organización terrorista.
ETA no comete atentados para que el PP abandone el poder. Los comete para que siga en él y endurezca aún más su postura frente al nacionalismo vasco.
Dos indicios.
- Varios senadores y parlamentarios autonómicos del PP han tenido que pedir perdón públicamente a lo largo de la legislatura–dimitir no, porque nadie dimite en el PP- por declaraciones públicas o privadas en las que se insinuaba que en determinados momentos “se necesitaba” o “venía bien” un atentado para desviar la atención de otros asuntos –el Prestige, la guerra, Gescartera...-
- Un comunicado de ETA en Gara afirmaba “cuando los tanques del ejercito invasor español estén en nuestras calles será el momento de la lucha definitiva”.
Como diría el evangelista: “El que tenga oídos para oír, que oiga”.
De esta manera el PP se ha transformado en un rehén de si mismo y del terrorismo, ya que su principal forma de mantenerse en el poder era recurrir a la víscera y al terrorismo para justificar u ocultar sus acciones.
Y para ello recurría a los medios, a la manipulación mediática y a todo lo que se pusiera a su alcance. Retransmisiones de homenajes a la bandera en la Plaza de Colón, documentales sobre ETA, retransmisiones de funerales por las víctimas y de conciertos a favor de las víctimas del terrorismo. Todo lo que fuera necesario para mantener en la memoria colectiva de forma constante y continua la presencia del terrorismo en nuestro país. Todo para mantener su imagen de único luchador contra el terrorismo, pero contra el terrorismo de ETA. Eso significa sesgar y manipular. El PP lo ha olvidado. Mucha otra gente no.
Y quizás el ejemplo de manipulación más salvaje, más desatinada y más atroz –con independencia de la realizada después del 11-m- sea la llevada a cabo contra el Plan Ibarretxe.
No voy a defender ni a atacar ese Plan, pero ¿Cuánta gente lo ha leído?. Se pidió a los españoles que se manifestarán contra él antes incluso de que estuviera publicado, antes incluso de que el Parlamento Vasco lo aprobara. Los telediarios de TVE y los medios escritos como La Razón o el ABC dedicaron páginas y páginas a atacar un plan que aún no existía.
El PP se radicalizó en contra del Gobierno Vasco, le acuso de todo lo acusable y le colocó en las filas del nacionalismo terrorista y todo ¿Por qué?.
Una vez más esa manipulación mediática impidió a la sociedad hacer la gran pregunta. ¿Qué es el Plan Ibarretxe?. Yo lo he leído –no soy vasco, pero me he preocupado de leerlo- y, en esencia, es una hoja de ruta para llegar a un referéndum sobre la independencia vasca.
¿Cómo puede un referéndum ser un acto terrorista? ¿Cómo puede un referéndum –expresión máxima de la democracia directa y del poder de decisión popular- ser inconstitucional? Es posible que formalmente lo sea, pero ¿Cómo puede el PP acusar al nacionalismo vasco de dictatorial, intransigente y fascista por querer convocar un referéndum?
Para mi, la respuesta es muy sencilla. El PP teme ese referéndum por dos motivos.
El primero porque puede perderlo, ya que ellos consideran como propia la idea de la España unitaria y el segundo, y más grave, porque ese referéndum puede derrotar a ETA. Puede quitarle la justificación absurda que utiliza ahora para sus atentados y por tanto hacerla perder el apoyo de los pocos que aún la apoyan.
El PP teme un referéndum porque cualquier resultado significará que el pueblo vasco –el único que tiene derecho a pronunciarse sobre su futuro- ha hablado y ni el Estado, ni los grupos armados tendrán ya nada que decir al respecto. El referéndum sería la derrota de ETA en cualquier sentido y esa derrota lleva aparejada la pérdida del principal equipaje electoral en el que siempre se ha fundamentado el PP.
Cierto es que hay otros grupos que están en contra de ese Plan, pero yo creo que esos grupos y partidos se oponen por cuestiones ideológicas respetables, no por un afán de obtener réditos políticos de esa postura.
Y sobre este asunto, de nuevo la inmensa cortina de humo de la manipulación del PP se puso en marha. El Gobierno en pleno se lanzó a la arena para desacreditar a Ibarretxe y a Arzallus. Las editoriales vinculadas al Gobierno y los periodistas afines el PP sacaron todo tipo de libros y biografías en las que se les presentaba prácticamente como descendientes directos por línea de sangre de Satanás. Se intentó desacreditar al Parlamento Vasco e incluso se llegó a amenazar con suspender las garantías constitucionales en Euskadi.
Esta inmensa cortina de humo apelaba a la visceralidad con continuas llamadas del PP a la resistencia contra el “fascismo nacionalista” por parte de los demócratas. TVE machacaba con ello a todas horas, mientras el paro seguía subiendo; el precio de la vivienda seguía subiendo; los inmigrantes morían en las pateras; el Prestige seguía vertiendo toneladas de fuel y la gente se oponía a la guerra. Cuando algo se organiza, se mueve y se transmite así sólo tiene un nombre: manipulación. El PP puede haberlo olvidado. Muchos otros no.
¿Por qué?. En mi opinión es muy sencillo. Hay que poner a la gente en contra para que la sociedad no tenga tiempo de acudir a la memoria.
Para que no recuerde que en Irlanda, el IRA depuso las armas –salvo cuatro locos y curiosamente los unionistas- cuando el Gobierno de Blair aceptó la celebración de un referéndum en el que sólo participaba la población del Ulster –no la de todo el Reino Unido- y que acabó con la autonomía de la región. Años antes el terrorismo se había hecho más fuerte cuando la política de mano dura de La Dama de Hierro Thatcher envió más soldados y más tanques a las calles de Belfast y Londonderry.
Pera que la gente no recordara que pese a lo “anacrónico del nacionalismo”, como afirma el PP, legionarios del Ejercito Español fueron a Kosovo exclusivamente para permitir que esta minúscula provincia serbia votara si quería seguir en Yugoslavia, independizarse o pertenecer a Albania. Y que en ese referéndum solo votaron los kosovares.
Que cascos azules españoles fueron al más remoto cofín del mundo para garantizar que Timor Occidental pudiera hacer efectivo su derecho a la independencia, en un referéndum en el que no votaron todos los indonesios, sino sólo los habitantes de Timor –sea cual sea su gentilicio-.
La manipulación del PP ha hecho durante los últimos años que mucha gente no se realice la gran pregunta ¿Por qué los de Timor, los kosovares, los croatas, los bosnios, los kurdos o los irlandeses pueden decidir su futuro en un referéndum y los vascos no? ¿Por qué el PP está a favor de esos “nacionalismos anacrónicos” y no del de los vascos? ¿Por qué no se organiza una campaña de movilizaciones y se carga con la misma intensidad contra el nacionalismo catalán o contra el gallego? ¿Por qué no se reclaman como inconstitucionales las reformas del estatuto que solicitan esas autonomías? Si las reivindicaciones territoriales nacionalistas son anacrónicas ¿por qué seguimos reclamando la soberanía de Gibraltar?, ¿Por qué invadimos Perejil?
Y al evitar que la sociedad se hiciera esas preguntas, el PP logró impedir que accedieran a la respuesta que, desde mi punto de vista es una sola: Porque oponerse al nacionalismo vasco da votos, da réditos electorales y oponerse a los demás los resta.
Cuando se ocultan las intenciones y las estrategias y se mantienen posturas contrapuestas intentando fingir que son la misma, se está manipulando. El PP puede querer olvidarlo, nuestro país no lo ha hecho.
Y con todo ello llegamos a la guerra de Irak. Aznar –y no digo el Gobierno porque es una decisión que sólo pretendía beneficiar a Aznar- nos introduce en esa guerra. Y lo hace de manera ilegal, anticonstitucional, artera.
De nuevo comienza la manipulación mediática. Los medios afines al PP intentan presentar de todas las maneras que las resoluciones de la ONU solicitan la intervención armada, cuando es falso. Pretenden que los inspectores han encontrado armas, cuando sólo piden más tiempo para buscarlas; presentan a Francia y Alemania como dos países que sólo defienden sus intereses económicos cuando la guerra se está llevando a cabo en virtud de esos intereses económicos en Estados Unidos.
Y lo que es más grave. Esos medios pretenden minimizar la respuesta popular. Publican fotos de actores en las manifestaciones como si fueran activistas radicales. TVE suspende la emisión de la gala de entrega de los Premios Goya...
Y de nuevo llega el atentado salvador -¿Causalidad?... Yo creo que no. ETA es asesina y desalmada, pero no carece de estrategia- El Gobierno y esos medios pretenden de nuevo canalizar la cólera popular hacia ETA para desviarla de El Gobierno del PP. Acusan a los principales rostros populares que encabezaban esa repulsa –actores, escritores, directores de cine....- de no ponerse pegatinas contra ETA y si contra la Guerra; vierten ríos de tinta sobre esa supuesta doble moral y organizan actos paralelos para dividir la atención de la sociedad. TVE ofrece 30 segundos de manifestación, tres minutos del ministro de turno diciendo que La Guerra es necesaria y diez de Aznar en Las Azores firmando de espaldas a su país la participación en el conflicto.
Y sobre este asunto también tengo una opinión personal basada en la observación de algunos indicios políticos: Creo que la guerra es más una apuesta personal de Aznar que de su gobierno.
El PP ve en la guerra contra el Terrorismo una forma de reforzar su postura de adalid en la lucha contra el terrorismo de ETA, una diversificación de objetivos que le permitirá no depender constantemente de las acciones de la banda terrorista para recoger rédito electoral. Pero no va más allá
Pero Aznar ve su futuro. Ve en la guerra una proyección internacional que le situará al lado de los poderosos una vez que ya no sea Presidente del Gobierno español. Por eso desoye las críticas dentro de sus fronteras, las dimisiones de sus embajadores, las pegas del alto mando del ejercito e incluso la escasa disensión interna y busca el apoyo de los marines estadounidenses, del hermano de Bush en Miami... Quiere proyectarse como una figura internacional.
Ya habíamos tenido mucho de esta faceta durante la presidencia de turno de la Unión Europea, el semestre en el que el euro entró en vigor.
La tendencia megalomaniaca de Aznar se puso de manifiesto en unos fastos que olvidaban el hecho de que la Presidencia Europea no es otra cosa que un turno rotativo y parecía presentarla como un logro de Aznar para España y para su persona. De nuevo, por supuesto, con la aquiescencia de los medios de comunicación públicos y los privados afines, que dedican portadas y espacios al Presidente Europeo como si fuera el primero y el último en ostentar ese puesto.
Todo eso sólo pretende proyectar, al igual que la participación en la guerra, una imagen engrandecida y falsa de la importancia de Aznar en el concierto mundial. Sólo pretende manipular, ya no sólo a los españoles, sino al mayor número de gente posible, para el su objetivo futuro - ¿La presidencia de la Comisión Europea?-. De nuevo la manipulación sobrevuela los tejados de Génova y La Moncloa. Aznar puede querer olvidarlo. Muchos aún lo recuerdan.
Y con todo ello llegamos al 11-M. No voy a hablar de la manipulación que el Gobierno intentó en esos días porque me parece tan burda y evidente que está lo suficientemente probada.
Una vez más voy a los motivos
Al Quaeda mata a 194 españoles y el Gobierno mantiene que ha sido ETA. ¿Por qué? ¿Lo hace para evitar un estallido de xenofobia contra la población musulmana y los inmigrantes árabes? ¿Lo hace porque ETA asume falsamente el atentado? ¿Lo hace para hacer creer a los autores que se está investigando en otra dirección?
La respuesta a todas esas preguntas es indefectiblemente no. Esas manipulaciones podrían haber sido cuestionables, pero hasta cierto punto justificables. Lo hace exclusivamente para intentar capitalizar el efecto del atentado.
Si ha sido ETA obtendrán un rédito electoral. Ya lo habían intentado con la captura de la furgoneta con explosivos que había puesto en duda hasta la propia Guardia Civil. Necesitaban un atentado, una acción de ETA para poder revalidar la mayoría absoluta y esta erala respuesta.
Desde mi punto de vista la rápida suspensión de la campaña electoral es un intento por parte del PP de dejar en la memoria de los españoles ese momento como la mejor forma de afianzar sus postulados. Recordemos que es el PP el primero que la suspende.
Luego el gobierno y los medios y periodistas afines se lanzan una vez más a cargar contra ETA a ponerla en el ojo del huracán a enviar el mensaje subliminal de que ETA está desesperada porque el PP está acabando con ella. Ha buscar de nuevo la cosecha de votos que les otorga cualquier acción de la banda armada.
Si ha sido Al Quaeda la cosa cambia.
España sabe que antes de estar en la guerra nunca habíamos sufrido un atentado islamista. El pais sigue pensando mayoritariamente que la guerra de Irak no se justifica por el atentado del 11-S en Nueva York y que es sólo producto de los intereses petrolíferos y la unión megalomaniaca de Aznar y Bush.
Y el PP zozobra. El gobierno zozobra. Aznar zozobra.
Eso les lleva a su burdo y desesperado intento de ocultación, de manipulación.
El PP necesita ganar y Al Quaeda puede robarle esa victoria. No tiene un partido diseñado para la oposición. No tiene un líder escogido para hacer oposición. Muchos pensarán que fue el PP de espaldas a todo el mundo el que nos metió en esa guerra. Que se suponía que gracias a ella íbamos a acabar con el principal enemigo, ETA, con la ayuda de todos los países. Y no sólo no se ha acabado con ETA sino que nos han traído un enemigo que antes no teníamos.
“De aquellos polvos nos vienen estos lodos”. La frase define perfectamente lo que estaba ocurriendo el 11-M. La política de intransigencia y mano dura parecía haber funcionado parcialmente con ETA, pero se viene a bajo cuando se internacionaliza. Muchos son los que lo pensábamos ya y los que lo seguimos pensando.
Y así el PP pierde las elecciones y Aznar pierde mucho más. Según su diseño –al menos así me lo parece-, el debía dejar la política española como líder invicto para poder dar el salto. Ahora su política internacional de alianzas hace aguas, se hunde estrepitosamente. Lo que el defiende se ha demostrado insostenible. La Guerra nos ha procurado un nuevo enemigo y los españoles que han muerto lo han hecho porque él no los escuchó cuando gritaban en las calles contra la guerra. No hay nadie a quien echarle la culpa. No hay un partido islamista en España al que acusar de apoyarlos, contra el que desviar la atención. El atentado es producto de sus decisiones y de sus proyectos personales. El electorado se lo hace pagar democráticamente.
Y después de todo eso, de intentar manipular hasta el último momento ¿Aún se atreven a acusar a otros de hacerlo?. Puede que lo hayan hecho, pero sólo significará que lo han hecho mejor que el PP, no que el PP no lo haya intentado también.
Hay antiguos ministros que opinan que deberían haberse suspendido las elecciones ¿Pensaban los mismo cuando Aznar salió ileso de su atentado? ¿Qué motivo aducen? Cuando alguien pide que se suspendan unas elecciones solamente porque la población no va a votar como ellos quieren que vote esta definiendo el núcleo central de un golpe de Estado. Lo diga o no.
España ha decidido con todo lo que tenía a mano para decidir. Con todos los datos. No los datos sobre el atentado, los datos sobre el gobierno del PP en los últimos ocho años y – según mi opinión ha decidido sabiamente- No porque quien gobierna, sino por quien ha dejado de gobernar.
El atentado no nos ha nublado el juicio. No ha despejado la memoria.
Gerardo Boneque"