19.7.04

Grandioso Javier Marías en El País Semanal de ayer:
"...Hoy, con excepciones tan escasas que se hace difícil recordarlas, ¿cuánto hace que no oímos una concesión a las argumentaciones del otro, o el reconocimiento de una equivocación, o la manifestación de un pesar y un arrepentimiento ("Yo no me arrepiento de nada", repite todo el mundo con una extraña brutalidad unánime), o una asunción de responsabilidades, o una retractación en regla, por no hablar de las abolidas disculpas que ya jamás salen de los labios? Si hay un logro no material de la civilización, son todas esas actitudes hoy desdeñadas, o aún más, aborrecidas. Parece que incurrir en cualquiera de ellas equivaliera a una deshonra, un baldón, un servilismo e incluso una mariconada. No sería tan preocupante si esta aversión se diera sólo en los personajes públicos: políticos, periodistas, telechismosos, escritores, empresarios exhibicionistas, cineastas, que al fin y al cabo trabajamos de cara a la
gente y podríamos temer el paso atrás como al más dañino de los males. Lo grave y desalentador es que se da en la población casi entera, la cual, con la santificación de las "opiniones" y de la tautológica idea de que cada cual tiene la suya, ha acabado por confundir todo lo demás con eso, con "opiniones": las creencias, las razones, los argumentos, los conocimientos, las aseveraciones fundadas y hasta los hechos. Aún hemos de ver el día en que en un foro público alguien afirme que la Tierra es redonda y otro le conteste: "Ah, esa será su opinión y la respeto, pero no la comparto". Y además salga entre aplausos.
En realidad ya ha llegado ese día, y al nivel más catastrófico. A las conclusiones de la comisión de investigación del 11-S, entre las cuales figura una que ya conocían hasta los monos, a saber, que no había conexiones entre Bin Laden y Sadam y su régimen, Bush Jr ha contestado con una frase a la altura de aquella famosa de Rumsfeld de que "La ausencia de pruebas no prueba la ausencia" (de las armas, supongo): "La razón por la que sigo insistiendo en que había una relación entre Irak y Al Qaeda es porque había una relación entre Irak y Al Qaeda". Dudo que ni a un niño se le consintiera decir necedad semejante: "Lo paso mal en el colegio porque lo paso mal en el colegio". Y se trata del Presidente del país más poderoso. Claro que no le ha ido a la zaga su Vicepresidente Cheney. "No hay pruebas creíbles de ese vínculo", ha establecido la comisión tras exhaustivas investigaciones. Y Cheney responde: "Las pruebas de que sí, son abrumadoras. Que la comisión no las encuentre no significa que los
vínculos no existieran". Como expresaba acertadamente el corresponsal Del Pino, "la opinión pública no debe fijarse en lo demostrado, sino en lo indemostrable", que es lo que ya llevan años idolatrando Bush, Cheney y Rumsfeld. Hubo también un tiempo en que a estos tres individuos (y a unos cuantos más), tras locuras y sandeces tales, proferidas con tanto ahínco, se los habría llevado sin dilación al manicomio, y con camisa de fuerza, por violentos. Es uno de los pocos motivos por los que debe lamentarse que ya no existan los loqueros."