2.12.04

Disculpadme, os tengo abandonados. Llevo unos días un poco descentrado y no me apetece mucho escribir. En estos casos lo mejor es "estructurar" y marcarse una pauta...

Leyendo: O recién terminado, La noche del Oráculo de Paul Auster. Im-pezionante -al estilo Jesulín- novela tan real como la vida misma. La idea principal es que la vida es un caos, que en cada momento te puede pasar cualquier cosa y casi siempre será mala. De eso va la novela. Termina con un hilo de esperanza pero para marcar que, como yo sostengo, la vida son dos días y uno y medio está nublado. Me ha encantado. Me recuerda a John DosPassos, Faulkner -con sus correspondientes correcciones de tiempo y prosa-, a esas novelas americanas deprimentes de los años 30. Realismo de la Gran Depresión pero con un estilo actual. Una auténtica maravilla. Me dió rabia cuando se acabó y me leí las casi 300 páginas en menos de una semana. Y en el metro.

Escuchando: Manu Chao acaba de sacar un librodisco en Francia que en España tan sólo se vende en la FNAC. Claro; es que como cuesta dinero editar un libro junto a un disco pues nadie va a editarlo. ¡Pobres discográficas que no se mantienen con sus beneficios!
Pues a Manu Chao le ha dado por convertirse en "chansonnier". Acordeón, guitarra, ritmos sencillos y melódicos. Y una letras -que merci Dieu- entiendo casi por completo y que son preciosas. "J'ai besoin de toi, tout a côte de moi", dice en la canción más bonita. El disco se llama Siberie m'etait contée y es una auténtica maravilla. Me lo bajé con el emule, claro.

Visto: Dos hermanos. Estuve anoche en el preestreno de la última película de Jean Jaques Annaud -El Oso, El nombre de la Rosa, En busca del fuego...-. Él estuvo allí con un pelucón que lo flipas. Es una película muy interesante. Muy parecida a El Oso. La fotografía es genial -luces, tiros de cámara, óptica...- Camboya tiene que ser soberbia. El argumento es más familiar que infantil y el director ha conseguido navegar entre la sensiblería y la dureza de forma admirable: no hay excesos de ninguna de las dos cosas en la película y se agradece. Me gustó mucho más de lo que yo pensaba. Podría definirse como bonita y a mi me gustan las cosas "bonitas".

Por último recomendaros la columna de Javier Marías en el País Semanal del pasado domingo. Muy, muy aleccionador como casi siempre -está en la última página-. Aunque habla de política, sus conclusiones sobre el "pasar página" son muy interesantes y se pueden aplicar a todos los aspectos de la vida.

Ayer me volví del curso con uno de los frikis. Se llama Eugenio, es un tipo de unos 50 tacos que vive en el infierno. Su padre tiene 90 y Alzheimer, a su madre la atracaron hace dos años y le dieron un golpe que le produjo un hematoma subdural -en el interior del cráneo- que la ha dejado casi impedida. Él toma tranquilizantes porque está hecho polvo y sus "amigos" se ríen de él. Es raro y lo raro no está bien visto. Cuando me bajé del metro me paré en el andén y tuve que respirar hondo para que no se me saltaran las lágrimas. Intentaré ocuparme de él pero con cuidado porque me da miedo que se "apegue" demasiado esa gente porque yo tampoco soy la madre Teresa de Calcuta y lo asumo.

Me voy a dar clases de fotografía e iluminación.