26.5.07

Soy un etarra y llevo al país a la destrucción

Según el Sr. Aznar, como ni voto, ni he votado, ni probablemente nunca votaré al PP soy poco más o menos un etarra y llevo a España a la Guerra Civil. Es raro que la conciencia no me remuerda después de hacer semejantes barbaridades.

También he descubierto gracias al Sr. Sánchez-Dragó que el 'igualitarismo' es un error. Hay algunos que son/somos más iguales que otros. Y por suerte no somos iguales a él. Me gustaría animaros a enviar un sobre con 1 céntimo de euro en su interior a Telemadrid a la atención de D. Fernando Sánchez-Dragó con idea de financiarle el viaje de ida y vuelta -porque al fin y al cabo es españolito como todos y le gustará su tierra- mientras el PSOE esté en el poder. No vaya a ser que el disgusto le provoque alguna enfermedad coronaria.

20.5.07

Un cerebro privilegiado

Lo estoy enviando a los periódicos:

Lo confieso: tengo dos coches y ambos de marca Hyundai. Y debo haber cometido algún extraño delito; juzguen sino por lo que me ocurrió el pasado viernes 18 de mayo a las 6 de la tarde en la central de la marca francesa Citroën situada en la calle Dr. Esquerdo de Madrid.

Quedé con una amiga embarazada de 8 meses -imaginen el tamaño de su barriga- y me pidió que le acompañara a recoger su Citroën Xsara Picasso a la susodicha central. Subimos los dos en mi nuevecito Hyundai Getz y nos fuimos para allá.

Al llegar a la puerta del taller sale el vigilante jurado de turno y yo le enseño el documento de recogida del Xsara de mi amiga. Entonces me dice que no podemos pasar y yo, ingenuo de mi, voy a comentarle el estado de buena esperanza de mi copilota, pero él, ni corto ni perezoso la observa, ve su barriga y a continuación se va a mirar el morro de mi coche. Imaginen nuestra cara cuando el vigilante regresa a mi ventanilla y nos suelta: “además, con un coche que no sea de la casa no pueden pasar”.

Vamos, que según este señor tengo que ir en un Citroën para recoger otro Citroën. Da igual que estés embarazada. Hay que comprarse los Citroën por pares por si se deja uno en el taller poder entrar a buscarlo con el otro.

Supongo que el cerebro del vigilante que prestaba servicio en ese momento y en ese lugar no funciona muy bien y que lo que quiso fue sobrepasarse en sus atribuciones: “si no dejo entrar vehículos de otras marcas seguro que mis jefes me felicitan”. O simplemente que no se puede entrar en el taller con ningún coche. Pero, si ese es el caso ¿por qué fue a mirar la marca que había en la parte delantera de mi coche? ¿qué más le da en el coche que yo vaya si NO se puede entrar con ninguno?

No monté el espectáculo, no reclamé porque creo que ante gente con esa capacidad cerebral es inútil hacerlo. Mi amiga se bajó y yo la esperé, con mi Hyundai, fuera de la Citroën. No fuera a ocurrir que se pusiera nervioso el vigilante al ver un coche de otra marca.

Después de vivir esa divertida experiencia me pregunto varias cosas: ¿los vigilantes de Citroën tienen que tener un Citroën si quieren trabajar en la compañía?, ¿los empleados de Citroën tienen que tener un Citroën si quieren trabajar en la compañía? Y si tienen dos coches, ¿ambos deben ser Citroën? Espero que a ninguno de ellos le gusten los todoterrenos -vehículo que todavía Citroën no incorpora en su catálogo-, porque igual pierden su trabajo. O, por lo menos, seguro que no pueden llevar su coche al trabajo.